sábado, 27 de junio de 2015

Cobayos.

LAS COBAYOS




Las cobayas son mascotas muy particulares, como sabemos todos los que les adoramos. Pero, para entender su mundo primero debemos saber cómo lo perciben.

El oído

Las cobayas tienen un fabuloso oído. Los humanos y la mayoría de roedores poseen dos vueltas en el caracol del oído interno. Las cobayas tienen 4, con lo que tienen más células auditivas y una capacidad para percibir frecuencias de hasta 33.000 Hz (los humanos pueden llegar a los 20.000 hertzios). Por lo tanto, su oído es superior al nuestro. Distinguen muy bien todos los sonidos y muchos dueños saben que su cobaya aprende a asociar la apertura de una nevera o el crujir de su bolsa de alimentos con la inminencia de una rica comida. Captan mejor los tonos agudos que nosotros, pero oyen peor los graves. Y recuerda que les dan miedo los sonidos fuertes, con lo que debemos hablarles siempre en voz baja.

El olfato

Se ha calculado que el olfato de las cobayas es 1.000 veces superior al del ser humano. Sabemos que delimitan sus territorios con marcas olfativas, con lo que es un sistema de reconocimiento entre los de su misma especie y también entre los que no lo son. Por eso, para que la cobaya reconozca al dueño es importante que sus manos no huelan a jabón, colonia u otros productos químicos. Así puede aprender fácilmente a reconocerle.

La vista

No es su sentido más desarrollado, pero pueden apreciar ciertos colores, a diferencia de la mayoría de las familias de roedores y lagomorfos. Tienen buena visión nocturna y poseen un amplio campo de visión (visión periférica) por la ubicación muy lateralizada de sus ojos. De este modo pueden detectar la presencia de predadores. El inconveniente de este sistema: que su visión tridimensional es limitada, con lo que tienden a caerse al no calcular bien los cambios de altura. Un consejo: no debemos cogerlas por detrás –es su ángulo muerto de visión-, puesto que se llevaría un susto.

El gusto

Es uno de los menos desarrollados, pero está comprobado que no les gustan los alimentos demasiado amargos. Y tampoco los que son demasiado dulces. Aunque no es una regla que se pueda generalizar, puesto que cada mascota tiene su propio gusto.

El tacto

Las cobayas son seres muy sensibles en cuanto al tacto. Debemos cogerlas de forma suave, sin apretarlas, pero, al mismo tiempo, con firmeza, para evitar que se nos escapen y se lastimen. Debemos encontrar el equilibrio necesario para no impedirles cualquier movimiento. También son cariñosas y les suele gustar que les acaricien.




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